LA REVELACIÓN DE JESUCRISTO
Por: Dr. Emmanuel Garcia Moreno
“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para
manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró
enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan”
Ap. 1:1
Por Dr. Emmanuel García Moreno
Hoy es
domingo, el día del Señor, día de estar en la Casa del Padre, en comunión con
El y ministrándole Alabanzas, Acciones de Gracias y Adoración.
Presentémonos
hoy como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es nuestro culto
racional.
Hoy el
Señor se ha de manifestar de una manera especial a nuestras vidas. Entenderemos
su nombre Alfa y Omega, Principio y Fin, con el cual se nos da c conocer en la
Revelación dada a Juan en el libro de Apocalipsis.

El
Espíritu me da testimonio que se acerca un despertar grandioso de la iglesia en
estos días. Hay tesoros en la Palabra, que no han sido explorados por la
iglesia del Señor por estar distraída y ocupada en otros menesteres, como
cuando Marta al recibir a Jesús en su casa, estaba afanada en la preparación de
la comida para El y para sus amigos que le acompañaban.
En
aquella ocasión, María su hermana se sentó a los pies del Señor y embelesada,
recibía toda la Palabra que salía de su boca. María se había olvidado del
mundo, de sus quehaceres cotidianos.
El
Señor estaba en su casa. María entendía la grandeza del momento que le tocó
vivir. El Hijo de Dios estaba en su casa, al alcance de su mano, traía
enseñanza nueva para dar, y ella quería estar cerca. No quería perderse ese
momento de Visitación
Cristo
viene hoy a nuestra casa. Hoy es día de Visitación. Seamos como María, quien se
acomodó a los pies de Cristo para recibir de El, Palabra Viva. Dejemos todo
afán de nuestras vidas y corramos a su Presencia porque El tiene Palabras de
Vida Eterna.
Marta
se quedó atrapada en el afán del día a día.
En
Lucas 10 está el relato de este encuentro.
“Aconteció que yendo de
camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.
Esta tenía una hermana
que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.
Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y
acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola?
Dile, pues, que me ayude.
Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y
turbada estás con muchas cosas.Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”.

Hoy es día de Visitación. Seamos como María y acudamos
a estar a sus pies. Cristo tiene revelación hoy para su pueblo. Hoy es día de
Visitación.
Juan, cuando recibió la Revelación de Apocalipsis,
estaba en el día del Señor; y, estaba en el Espíritu.
Cuando estamos en el Espíritu, Dios nos dará una
revelación nueva de Cristo en nuestras vidas.
Juan había caminado con Jesús durante los tres años de
su ministerio. Le conocía muy bien. Pero conocía al Jesús terrenal. Al Jesús
que debía padecer en la cruz. En la resurrección, Juan experimentó, junto a los
demás apóstoles y discípulos, las apariciones frecuentes de Jesús resucitado.
Pero Cristo aún no había subido a la Gloria del Padre.
Este domingo, cuando Juan se ocupaba de la oración, el
ayuno y de la meditación en su Palabra, estando en el Espíritu, esto es lleno
de su Presencia durante su devocional; Dios le da esta Revelación fresca.
El Espíritu conduce a Juan a las interioridades del
Santuario y abre sus ojos para que vea y conozca a Cristo de una manera
diferente a como lo había conocido.
Ahora sus recuerdos del Jesús debilitado en su cuerpo
de carne, empalidecieron ante la gloriosa Presentación del Cristo en los
Cielos.
Juan recibió una Visitación de Cristo Glorificado.
Nosotros necesitamos que Cristo glorioso se manifieste en nuestros corazones y
le conozcamos como el Alfa y Omega. Como Alfa y Omega, se nos revelará en cada
porción de la Palabra en la cual meditemos.
Cristo está presente en cada jota, tilde, punto, coma,
palabra, frase u oración de la Palabra de Dios. Permitamos que el Espíritu de
Dios nos conduzca a toda verdad y nos de a conocer el amor de Dios que excede
todo conocimiento.
La Revelación de Jesucristo. Dios quiere revelar su
Hijo en mí hoy. Ya le conozco como Cristo mi Salvador; ahora quiero conocerle
como El Que ha de Venir, para que mi corazón y mi alma se gocen en esta
esperanza de su muy pronto Retorno.
Necesitamos que el Padre en su gran misericordia, nos
revele a Cristo el Que Viene, para dejar aquellas cosas que nos han atrapado y
distraído en cuanto nos alejaban de la comunión con El, junto a sus pies, en
donde deberíamos estar.
Solo El puede sacarnos de la religiosidad en que hemos
caído por haberle desplazado del primer lugar en nuestro corazón. Marta tenía a
Cristo en su corazón, pero lo tenía hablando solo. No escuchaba su Voz por
estar distraída.
Marta no estaba haciendo nada indebido. Ella estaba
haciendo cosas lícitas; pero había descuidado lo más necesario.
Marta estaba afanada en servirle al Señor y en cómo
hacerlo, descuidando lo más necesario: Estar en comunión con El, recibiendo
Palabra fresca. Marta era una sierva de Jesús. Ella le servía; pero en el afán
del servicio a Cristo, descuidaba la mejor parte.
Jesús nos enseña con esta Palabra. “María escogió la
mejor parte”, que el servir es bueno; pero estar en su Presencia es mejor.
Escojamos hoy la mejor parte. Escojamos estar en su
Presencia a cada momento. Cristo quiere darse a conocer de una manera real y
poderosa en la intimidad con El.
A la Casa del Señor vayamos.
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Bendiciones
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