Estamos en los tiempos del
fin. Las profecías se están cumpliendo unas tras otras antes de la venida
gloriosa de Nuestro Señor Jesucristo. Los dolores de parto del cual habló el
Señor se están dando y cada vez son más acelerados.
El avance del islamismo
radical es el presagio final. Pronto ellos establecerán el Califato de 10
naciones árabes profetizado en Daniel y
Apocalipsis, y le darán su poder a la bestia o Anticristo.
También se acerca el tiempo
en que el Dios Eterno castigará a la Iglesia Católica Apostólica Romana por
haberse prostituido y apartado de la Verdad, llenándose de idolatrías, herejías
y blasfemias.
La iglesia católica falseó
la verdad de Cristo, por lo cual su Nombre es vituperado en muchos países.
Ya desde los tiempos de los
apóstoles, ellos identificaron a la iglesia con su sede en Roma como la iglesia
de Babilonia. El apóstol Pedro en su primera carta a los hermanos, identifica a
la iglesia de Roma como Babilonia.
Fue inspirado por el
Espíritu de Dios que él la denominó así. Como era tiempo de persecución él en
esta carta se refiere a la iglesia de Roma como “la iglesia que está en Babilonia”.
En la real Babilonia no existían cristianos en aquel tiempo, tampoco San Pedro
había visitado esos lugares. El en este pasaje se está refiriendo
inequívocamente a la iglesia que está en Roma.
Cito textualmente a 1P.5:13 “La iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y
Marcos mi hijo, os saludan.”
El apóstol
Juan, cuando recibe la revelación de Apocalipsis, un ángel lo lleva al desierto
en el Espíritu y ahí tiene una visión que lo deja asombrado. ¿Por qué la visión
le causó asombro?
Solo puede
ser porque él reconocía a aquella mujer como la iglesia que estaba en Roma y en
lo que se había convertido.
Cito textualmente
Ap. 17:1- 7,18 y 18: 1- 10
“1. Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las
siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia
contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas;
2. con la cual
han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han
embriagado con el vino de su fornicación.
3. Y me llevó
en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata
llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos.
4. Y la mujer
estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro de piedras preciosas y
de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la
inmundicia de su fornicación;
5. y en su
frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS
RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA.
6. Vi a la
mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de
Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro.
7. Y el ángel me dijo: ¿Por qué te
asombras? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la
cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos….
18. Y la mujer que has visto es la gran ciudad
que reina sobre los reyes de la tierra.”
Cap.18:
“1. Después de
esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue
alumbrada con su gloria.
2. Y clamó con
voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho
habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda
ave inmunda y aborrecible.
3. Porque
todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes
de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han
enriquecido de la potencia de sus deleites.
4. Y oí otra
voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis
partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;
5. porque sus
pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.
6. Dadle a
ella como ella os ha dado, y pagadle doble según sus obras; en el cáliz en que
ella preparó bebida, preparadle a ella el doble.
7. Cuanto ella
se ha glorificado y ha vivido en deleites, tanto dadle de tormento y llanto;
porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no
veré llanto;
8. por lo cual
en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con
fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga.
9. Y los reyes
de la tierra que han fornicado con ella, y con ella han vivido en deleites,
llorarán y harán lamentación sobre ella, cuando vean el humo de su incendio,
10. parándose lejos por el temor de su
tormento, diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte;
porque en una hora vino tu juicio!”
En el versículo 4 dice: “Salid
de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis
parte de sus plagas;
5. porque sus
pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.”
Noten amados hermanos católicos que
dice “salid de ella, pueblo mío”. Dos cosas a enfatizar:
1- El Espíritu reconoce que los
católicos son pueblo de Dios.
2- El Espíritu ordena a su pueblo salir
de ella .
Aquí hay una seria disyuntiva para
los católicos: o permanecen dentro de la iglesia católica y se hacen partícipes
de sus males o salen de ella en obediencia a un mandato del Espíritu de Dios.
No habría necesidad por parte del
Espíritu de ordenarle al pueblo de Dios que saliera de entre ella sino estuviera
dentro. Muchos católicos hoy y siempre desconocen las Escrituras y el Evangelio
porque sus líderes los han mantenido en total ceguera espiritual, manteniéndoles
en la tradición y lejos de las Sagradas
Escrituras.
Los católicos deben orar ante el
Trono de la Gracia y pedir por sus almas, pidiendo orientación y guía. Si no
comprenden esta Palabra, no podrán reconocer que de ellos habla el Espíritu
Es mi oración al Dios Altísimo para
que les abra el entendimiento y puedan comprender esta Escritura y salir de
Babilonia la Grande como la identifica el Espíritu de Dios.
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