jueves, 26 de mayo de 2011

EL SELLO FUNDAMENTALISTA ISLÁMICO SOBRE EL RUMBO DE LAS REVUELTAS ÁRABES

En las últimas dos semanas, otros eventos mundiales importantes, han eclipsado los medios de comunicación, relegando a un tercer plano las revueltas populares en varios países árabes; pero, las pocas noticias divulgadas en Internet, determinan que la sombra implacable del fundamentalismo islámico va apoderándose de las riendas en la conducción de la lucha, que millares de incautos jóvenes, intelectuales, mujeres, adultos y ancianos, exigieron en las calles, a costa de sus propias vidas y seguridad personal, por cambios en los sistemas políticos asfixiantes de los gobiernan que desde hace décadas los han mantenido en precarias condiciones económicas y sociales. Por ser movimientos contestatarios sin liderazgos definidos, al principio de las manifestaciones, han sido presa fácil de los grupos fundamentalistas organizados históricamente.
En Yemen, dónde el presidente Saleh se rehúsa a salir del Palacio de Gobierno, su mayor opositor, el jeque Sadeq al Ahmar, ha iniciado su confrontación armada con las fuerzas leales al gobierno. Si bien el jeque desde el principio apoyó las demandas de los ciudadanos en rebelión contra el orden gubernamental, no había recurrido al poder militar con que cuenta. La insistencia del presidente Saleh de permanecer al frente del gobierno, la sangre derramada de cientos de yemeníes, y, el aparente estancamiento de la revuelta, han empujado al jeque a jugarse la carta militar, porque al volverse un enemigo declarado del presidente, sus intereses tribales y familiares  están en riesgo. El jeque al Ahmar, intuye que en una confrontación con las fuerzas del gobierno, podrá fácilmente lograr el apoyo de la inmensa mayoría de la población descontenta con el régimen, además de importante sector del Ejército, casi el 50%,  compuesto por hombres de la tribu de los Al Hashed, de la cual el jeque es el líder. Coinciden talmente, el hermano del jeque al Ahmar, el empresario Hamir Al Hadmar, es el líder del partido islamita Al Islah.
Me temo que en los próximos días, la revuelta yemení se descarrile por las vías de una guerra civil, en la cual el mayor ganador no será el pueblo, sino el jeque Ahmar, su clan y el partido Al Islah; para pesadilla de Washington, Europa, Arabia Saudita e Israel; y, beneplácito de Irán.
Sobre Egipto, transcribimos parte del análisis publicado en el día de hoy en Diariocritico.com por Domingo Del Pino, especialista en el mundo árabe, ex delegado de la Agencia EFE en Marruecos, ex corresponsal de El País para el Norte de África, fue miembro de la Euro Med and the Media Task Force de la Comisión Europea y, actualmente, es miembro del consejo editorial de la revista bilingüe Afkar/ideas; colaborador de Política Exterior y Economía Exterior; de la Revista Española de Defensa; y director del Aula de Cooperación Internacional de la Fundación Andaluza de Prensa:
“ Si en algún lugar del mundo árabe se encuentra la demostración de que las revueltas de los jóvenes árabes pueden beneficiar a otros grupos e intereses que no son los de quienes las protagonizaron y protagonizan, ese es Oriente Medio. No solo aparece con relativa claridad un recomposición estratégica de toda la región, sino que las ambiciones de trabajo, libertad, democracia, fin de la corrupción, y justicia de los jóvenes de la plaza at-Taharir de El Cairo, comienzan a ser sustituidas por la recomposición de la misma escena política en Egipto, el país históricamente más influyente en todo el mundo árabe.
El nuevo reordenamiento estratégico parece tener un gran beneficiario, Arabia Saudí, y a medio o largo plazo un perdedor: Israel. Arabia Saudí resultará reforzada en parte por el debilitamiento que la casi guerra civil siria supone para el eje Irán, Siria, Hezbolá libanés, Hamas palestino, y los influyentes chiitas de Irak. Pero también,  y a medio plazo, se esboza un fenomenal avance de los grupos islamistas en la mayoría de los países árabes, más espectacularmente en Egipto, donde los Hermanos Musulmanes, los salafistas, y los antaño violentos y terroristas de la Gamaa al-Islamiya,   después de la caída de Mubarak aparecen como la fuerza política más importante y más organizada.”
Hace cuatro días en Diariodemallorca.es José Jaume puntualizaba con su pluma:
 “los Hermanos Musulmanes, la organización que quiere imponer la dictadura basada en la Ley Islámica, que es lo que hay en Irán, se han puesto al frente de la protestas en Siria. Las minorías cristianas y drusas observan con temor el derrotero que están tomando las cosas y certifican que las movilizaciones se originan únicamente en las mezquitas suníes. También se acaba de informar, a través de los servicios de inteligencia occidentales, que se está produciendo un avance "alarmante" del integrismo en Túnez y Egipto. El diario La Vanguardia informaba que en la Inteligencia española hay "preocupación alarmante" por el crecimiento del salafismo radical. Detrás están siempre los Hermanos Musulmanes, que es la única organización estructurada tras el derrumbamiento de los regímenes anteriores.”
Javier De La Puerta, hace cuatro días en diario de Sevilla.es, señalaba:
“LA revolución árabe, en su quinto mes, se ha topado con un muro: el conflicto geopolítico y las divisiones sectarias. La amenaza de Irán y sus aliados, y la falla religiosa suní-chií, combinadas, forman los ladrillos y la argamasa de un poderoso muro de contención. La guerra en Libia se alarga más de lo previsto, pero no se prolongará mucho, pues Gadafi acabará cayendo por asfixia internacional de armas y dinero. El ojo del huracán revolucionario se ha desplazado al primer régimen árabe antioccidental, Siria, sacudido por una rebelión de contornos difusos pero ya imparable, en medio de una represión feroz. Sus vecinos (Líbano, Jordania, Iraq, Turquía, Israel, Arabia Saudí e Irán) contienen el aliento ante las consecuencias imprevisibles de un colapso del régimen. Algunos temen que la caída de Assad y la minoría alauí gobernante produzca una guerra civil sectaria tipo Líbano años 70 o Iraq años 2000…………………….”
“La tensión creciente entre ambas potencias del Golfo tiene una fuente común: el miedo a la misma democracia. El espectro del Irán nuclear agitando a las minorías chiíes en los países árabes de mayoría suní es el principal argumento de la contrarrevolución. A la inversa, para el régimen de Damasco, una insurrección islamista de la mayoría suní sedienta de revancha es la pesadilla que mantiene unida en el búnker represor a la élite alauí -una rama sui generis del chiismo-. Lo peor, sin embargo, es que la Administración Obama se está dejando influir en su cálculos por esta coartada geopolítica y sectaria de la contrarrevolución.”
Resumiendo, en todas las revueltas árabes que recibieron una entusiasta acogida en Occidente en sus albores; al paso de las semanas, se va aclarando el panorama, con el evidente avance de los fundamentalistas islámicos sobre el descuartizado tejido socio-político en estos países convulsionados. Se confirma el adagio popular:”nadie sabe para quién trabaja”.
 

 
El rumbo profético de las revueltas árabes, trazado hace centenares y aún millares de años, se va cumpliendo inexorablemente. La Hoja de Ruta Profética, publicada hace 2 días en este blog, se está confirmando con el sello de la veracidad de los hechos. En mi país, al igual que en la inmensa mayoría de los países del mundo, estos temas les son ajenos, proyectando un futuro de inversiones y aumento de la deuda externa sin considerar los grandes cambios traumáticos que se avecinan para la humanidad.
¡Mañana lo Veremos!    

No hay comentarios:

Publicar un comentario