viernes, 26 de octubre de 2012

EL TIEMPO HA LLEGADO


EL TIEMPO HA LLEGADO

 

Dr. Emmanuel García Moreno

 

He aquí vienen días de tinieblas sobre la tierra. Días de luto, día de clamor, lloro y lamento. La tierra será sacudida y las fieras saldrán a devorar carne de hombre.

 

Estallarán las guerras prolongadas, guerras en varias partes, diferentes lenguas y naciones. Será tiempo de angustia y mucho dolor. Saldrá la muerte a cabalgar y a realizar su obra de cosechar lo que no sembró. Tiempo de pestilencia y mortandad se avecina.

 

El tiempo ha llegado, tiempo de buscar mi rostro. Tiempo de gemir y clamar delante de mí. Tiempo de oración  y de arrepentimiento. Tiempo de establecer ayuno y oración en medio de mi pueblo.

 

He aquí que haré venir el soplo de mi aliento sobre toda carne, todos me oirán y reconocerán que he hablado y los llamaré a la intimidad conmigo, a buscarme como vuestro Refugio y Fortaleza, porque vienen días malos, días de aflicción.

 

Me oirán y me entenderán, porque he aquí envío de mi paz y de mi lluvia tardía sobre mi pueblo para que entiendan que la hora ha llegado. Hora de buscarme y encontrarme. Hora de entender los caminos por donde los he de guiar en cuanto pasa el turbión y será hora de estar en mi Presencia en el lugar Alto, el lugar de  mi Morada. Lugar de Escondedero.

 

Este es el tiempo que mi pueblo esperaba, tiempo de Visitación, tiempo de entenderme y conocerme. Me manifestaré y me conocerán como su Dios que los ama y los guarda en el día malo. Buscarán mi Rostro y me hallarán, les daré Espíritu de Sabiduría y de Conocimiento mío. Pondré hambre y no de pan, sed y no de agua sobre mi pueblo amado y gemirán por mí como el ciervo brama por las aguas, me buscarán y me hallarán porque Yo Soy su Dios que los esfuerzo y multiplico sus fuerzas cuando no queda ninguna. Seré para vosotros su escondedero firme, la Roca inconmovible, Roca Eterna, Roca de Salvación Roca que protege y abriga. Seré su Fortaleza y su Torre Alta, Torre Fuerte en donde no llega el ruido de la espada y la matanza.

 

Días de sangre derramada, días de lamento y no de baile, día terrible, día de dolor. Pero a mi pueblo no llegará, porque yo soy vuestro Refugio. Soy vuestro Salvador que    tiene cuidado de Uds.

 

Es hora de clamor y llanto delante de mi Presencia y honrar mi Nombre. Es hora de luz y no de tinieblas para mi pueblo Israel. Es hora de levantarme y enderezar los caminos torcidos por donde han hecho andar a mi pueblo que compré, pueblo que adquirí para la alabanza de mi Nombre. Pueblo que ha de vestirse de poder con la fuerza mía. Seré para ellos estandarte y canción. Canción de guerra, porque mi voz alzaré y como rugido de león se oirá. Arrebataré la presa pero a mi pueblo salvaré. Lucharé contra el  malo y contra el violento. Quien los librará de mis manos.

 

Buscadme en cuanto puedo ser hallado. Buscadme y viviréis. Buscadme ahora que todavía es tiempo de salvación porque he aquí vendrá el momento de mi silencio, clamarán y no responderé, buscarán y no hallarán, tocarán y no se les abrirá. Tiempo de oscuridad y tinieblas. Tiempos de soledad y espanto pero mi pueblos estará seguro, porque en mi puso su confianza en mí su esperanza, en mí su refugio y contentamiento.

Por cuanto de mí se acordó, yo lo libraré en el día de la aflicción, porque ciertamente aflicción vendrá y no tardará.

 

Ha llegado el tiempo, tiempo de visitar a mi pueblo, tiempo de darme a conocer y a entender. Tiempo de luz y claridad sobre mi pueblo y oscuridad sobre los impíos que denigran mi nombre y odian mi Palabra que he enviado.

 

A prepararse pueblo mío. No teman ni desmayen porque Yo Soy el Dios tuyo. El que te llamó y te cuida. El que te da refugio y abrigo. Yo mismo Soy. Soy, Soy el que Soy.  Tu Dios y tu Rey, tu Dios y Padre Eterno que velo por ti para que tu pie no tropiece y sufras dolor. Envío mis ángeles a tu alrededor para que te vaya bien y nada te haga daño. En los días de la angustia, estaré contigo como poderoso gigante, como el Dios de tu salvación. Entiende que Yo mismo Soy.

jueves, 25 de octubre de 2012


CRUCIFICADO JUNTAMENTE CON CRISTO

 

Por: Dr. Emmanuel García Moreno

 

Ro.12:1,2

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.


No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” 

 

En el día de hoy volvemos sobre el texto compartido pocos días atrás, haciendo un énfasis diferente al de la vez pasada.

 

Es un tema sumamente difícil de explicar y aún de digerir, pero con la ayuda del Espíritu, trataremos de avanzar. No porque el Espíritu tenga dificultades para guiarnos; sino, que nosotros, principalmente yo, somos un poco lentos para entender las cosas del Espíritu.

 

Se nos hace difícil, porque todos nuestros sentidos están desarrollados en el ejercicio de asimilar las cosas terrenales y no nos sirven para discernir los asuntos espirituales. Por ello, podemos ser personas que hayamos acumulado y potenciado nuestra sabiduría humana, pero esto de nada nos sirve para comprender y entender la vida cristiana o la vida en Cristo.

 

Pidamos sabiduría divina para recibir esta Palabra hoy, esperando ser edificados en ella. Pido sabiduría en especial para mí, porque aún me queda muchísimo por aprender de este pasaje y lo que es más importante, vivir esta Palabra.

 

Por lo cual pido paciencia y tolerancia en todo lo que he de compartir. Esperando en el Señor que si alguno de Uds. tiene alguna luz sobre estas porciones, por favor hacerla llegar a nosotros a través de un comentario que nos edifique a todos.

 

 

Esta Verdad revelada por el apóstol Pablo es básica para el éxito de la vida cristiana. En ella está encerrada la llave del andar en el Espíritu, que debe ser la meta de cada uno de los que creemos en Cristo y le hemos abierto la puerta de nuestro corazón, para que viva y reine en nuestras vidas.

 

,”Os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo”…

 

El énfasis de hoy está en presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo. Procuremos juntos entender el alcance de esta rogativa del apóstol.

 

Primero recordar que el apóstol Pablo era un judío extremadamente religioso; y, como judío religioso, conocía y valoraba mucho los sacrificios que se hacían en el Templo en Jerusalén, enmarcados en el cumplimiento de la ley dada por Dios al pueblo, por intermedio de Moisés.

 

Notaremos en la consideración y análisis de estos pasajes pertinentes al tema “cuerpo en sacrificio vivo”, que él hace mucha referencia a la Ley de Moisés.

 

También es bueno notar en la carta a los romanos, por lo menos en este segmento, que él escribe como para una audiencia que conoce sobre el asunto de la Ley de Moisés. Es como si estuviese escribiendo a judíos que comprenden la Ley y viven o vivían sometidos a ella.

 

Ahora bien, el llamado del apóstol es que debemos presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo a Dios.

 

Notemos que dice cuerpo. No dice alma y espíritu, que son parte de la unidad del hombre. En otras porciones de la Escritura, el mismo apóstol hace referencia a la trinidad del hombre. Ejemplo, lo que dice en 1Ts.5:22,23:

 

Absteneos de toda especie de mal.


Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.”

 

En este pasaje hace referencia al alma y al espíritu del creyente que son parte juntamente con el cuerpo, de todo el ser que debe ser guardado irreprensible para el día de nuestro encuentro con El.

 

En lo personal, me llama mucho la atención esta diferenciación que hace el apóstol de dejar de lado el alma y el espíritu en el llamado a presentar a Dios un sacrificio vivo como creyentes.

 

El apóstol entendía bien el concepto de presentar sacrificios a Dios. En el Templo de Jerusalén, único lugar sobre la tierra, en donde se podía traerle ofrendas y sacrificios al Dios Altísimo, diariamente se sacrificaban animales señalados de acuerdo a la ley, para rendirle culto a Dios. No podían ser animales cualesquiera. Eran animales bien definidos por la Ley.
 

 

Cuando el apóstol habla de presentarle a Dios nuestros cuerpos en sacrificio vivo, tiene en mente los sacrificios presentados en el Templo. Porque todos estos sacrificios eran tipos de Cristo. Todos y cada uno de los sacrificios y las ofrendas, señalaban a Cristo, la ofrenda y el  sacrificio perfecto, santo, bueno y agradable a Dios.

 

Ahora bien, ¿Por qué el llamado a presentar el cuerpo solamente en sacrificio?

 

La Biblia me enseña que el espíritu del hombre puede contaminarse y debemos guardarnos de ello, según 2Co.7:1; sin embargo, solo se nos llama a sacrificar el cuerpo.

 

Puedo entender, y eso hago en lo personal, que en el cuerpo reside todo el poder del pecado y de la muerte en nosotros. El cuerpo está viciado conforme está establecido en Efesios 4:22-24

En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente,
y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”

Dice el apóstol en esta oportunidad, que el viejo hombre está viciado conforme a los deseos engañosos.

Si bien no dice “el cuerpo está viciado”, puedo entender que cuando se refiere al viejo hombre, se refiere a todo mí ser, que antes de venir a los pies de Cristo, vivía en la satisfacción de sus deseos. La única parte de todo mi ser en el cual viven los deseos engañosos, es mi cuerpo. Ahí están atrincherados los apetitos carnales que me hacen ir hacia la satisfacción de los mismos.

 

El hombre viejo era prisionero de su cuerpo carnal, prisionero de todos los deseos engañosos que residen y se manifiestan a través del pecado. El cuerpo es como la sucursal del pecado. El cuerpo es pues, el poder del pecado. A través del cuerpo, el pecado me alcanza.

 

Pablo apóstol conocía y combatía contra su cuerpo, trataba de subyugarlo para que le obedeciera; pero una y otra vez fracasó en su intento. Hasta que encontró la fórmula: hay que sacrificarlo.

 

Pablo entendía que el cuerpo puede ser subyugado por un tiempo, puede domesticársele por un rato, pero su naturaleza pecaminosa, volverá a manifestarse, acabando con cualquier éxito que hayamos alcanzado en domesticarlo. El cuerpo es indomable. Está irremediablemente perdido. Solo sirve para el sacrificio.

 

Esto nos pasa a menudo a los creyentes. Recibimos una visitación de Dios por el mover del Espíritu, y nos llenamos de motivos santos delante del Señor. Le hacemos votos de consagración y llorando le decimos que nos dedicaremos a vivir una vida santa y agradable a El. Pasados unos días, y a veces horas, estamos haciendo lo mismo de antes, cosas que habíamos decidido no volverlas a hacer.

 

Esto produce frustración una y otra vez, hasta que nos vamos acostumbrando a ello y establecemos un paradigma: “la vida de consagración absoluta es una utopía, es algo inalcanzable para nosotros.”

 

Esto es totalmente falso; pero muchos vivimos por años bajo esta premisa falsa. Vamos arrastrando una vida cristiana llena de derrotas, con altos y bajos frustrantes, que nos hacen perder el gozo y caer en la religiosidad.

 

No comprendemos que el hombre natural no puede vivir la vida espiritual.

 

¡Sí!

 

El hombre natural debe morir en nosotros para poder darle paso al hombre espiritual.

 

 

Ro.6:5-8;10-14

“Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.”

 

Aquí está el secreto de la vida victoriosa en Cristo. Entender y aceptar que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Cristo.

 

Esto es un acto de fe. Cuando aceptamos a Cristo como Señor, creyendo en el corazón que es el Hijo de Dios y confesándolo con nuestra boca; estamos desatando el poder del evangelio sobre nuestras vidas. Por la fe, que es poder de Dios, confesamos que Cristo es Señor. Por esa misma fe, confesamos que nuestro viejo hombre está crucificado juntamente con Cristo en la cruz y la vida de Cristo se va manifestando en nosotros.

 

Por muchos años viví en una lucha a muerte, de manera agotadora, con los deseos de mi cuerpo. Hace poco tuve el entendimiento de esta verdad y empecé a sujetar a mi cuerpo carnal con las palabras de mi boca y llevarlo a la cruz del calvario.

 

Lo primero que hago al iniciar el día en oración, si, porque inicio el día orando, es sujetar a mi cuerpo y llevarlo a la cruz como un sacrificio juntamente con Cristo.

 

El sacrificio de Cristo fue hecho no en el altar de bronce del Templo en Jerusalén. Su sacrificio fue a las afueras de la ciudad, en la cruz. Su sacrificio fue aceptado por Dios en los cielos y fue declarado un sacrificio de olor grato para Dios. En su cuerpo terrenal, Cristo cargó con todo el pecado de la humanidad; o sea, que el lugar donde debe estar el pecado de nosotros en la cruz.

 

El pecado, que vive en mi cuerpo, debe ser llevado a la cruz de Cristo, que es donde debe morir. Si yo no llevo mi cuerpo a la cruz, el pecado que vive en él me estará fastidiando durante todo el Camino cristiano.

 

Cuando llevamos nuestro cuerpo carnal a la cruz del calvario, reposamos de la lucha contra el pecado, que es demasiado poderoso para vencerlo con nuestra fuerza natural.

 

Cuando Jesús dijo en Mateo 11:

 

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”

 

Se estaba refiriendo a que esa carga y trabajo del pecado en nosotros, debíamos llevarla a El. Sí, porque el pecado causa una pesada carga en nuestras almas. Al llevar esta carga a Cristo, se la llevamos a la cruz, en donde el cargó con nuestros pecados.

 

Nuestra carga del pecado, Cristo no se la lleva al cielo en dónde Él está, tampoco la carga en nuestros corazones en donde ahora ha hecho habitación juntamente con el Padre. ¡No!

 

Cristo recibe esta carga nuestra es en la cruz del calvario, y ahí muere por el pecado que nos agobiaba. Y si El murió ya llevando esta carga del pecado de cada uno de nosotros; no tenemos por qué cargar nosotros con esa carga.

 

Por eso debemos llevar conscientemente, nuestro cuerpo de pecado a la cruz y crucificarlo juntamente con Cristo.

 

La cruz del calvario no es solo para llevarla colgada en nuestro pecho como un símbolo de que somos cristianos; debemos llevar nuestro cuerpo carnal y colgarlo en esa cruz de Cristo. La cruz no debe colgar en nuestro cuello; nosotros debemos colgar en la cruz juntamente con Cristo.

 

Por eso cada día, sujeto, confesando con mi boca, que mi cuerpo es clavado en la cruz con Cristo. Cuando se despierta algún deseo en mí, lo llevo de inmediato a la cruz, confesando con mi boca, creyendo en mi corazón, que he muerto con Cristo y mi cuerpo carnal debe estar colgado de la cruz.

 

…Y resulta…

Hoy, cuando se despierta cualquier apetito de mi carne, aunque sea un apetito normal y aceptable como lo es dormir un poco más, lo llevo a la cruz de Cristo y lo clavo ahí, para que no estorbe mi relación con Dios y me impida andar en victoria delante de El

 

Es lo que hago en oración. No continúo mi oración, hasta estar seguro por la fe, que mi cuerpo carnal está colgando en la cruz.

 

Esto es presentar mi cuerpo en sacrificio vivo, santo, agradable  a Dios, que es mi culto racional.

 

Se refiere a un culto racional. Perteneciente a la razón, al entendimiento al raciocinio, a la voluntad. No es un culto emocional o sentimental; es un culto racional.

 

Ahora que hago esto todos los día; experimento una libertad gloriosa. Ahora veo como el Espíritu de Dios me guía durante todo el día.

 

Si durante el día surge un pensamiento o deseo en mí, lo llevo de inmediato a la cruz y declaro “estás muerto”. Si surge alguna emoción o sentimiento viciado, de inmediato lo llevo a la cruz. Es como cazar zorras pequeñas.

 

Estoy cazando zorras pequeñas durante el día. Pero no lo hago solo, Cristo me acompaña a cazarlas y me río cuando aparece alguna y le digo a mi Señor: “Vea mi Cristo…otra zorrita….acompáñeme a cazarla…” al principio era todo el día en ello; ahora son pocas las que surgen.

 

Le doy un ejemplo.

 

En la ciudad de Panamá, para este tiempo es un fastidio conducir vehículos. Los tranques son descomunales. La construcción del Metro, sistema moderno de transporte público, tiene las vías hechas un desorden. El tráfico es sumamente pesado y los conductores desesperan y cometen imprudencias para tratar de ganar tiempo y espacio. En estas hazañas, alguien pierde tiempo y espacio.

 

A mí me desesperaba entrar en estos tranques. Me tornaba irritado todo el día. Una diligencia que en otro tiempo me costaba media hora, ahora debía invertir 2 horas o más. Entraba y salía malhumorado desde la misma casa, solo de pensar en esa aventura. Ahora la cosa es diferente.

 

Cuando entendí que el hombre viejo, el cuerpo carnal, debería ser presentado en sacrificio vivo a Dios, y en tiempo presente y continuo, no demoré en llevarlo a la cruz del calvario todos los días al empezar mis devocionales. Estoy experimentando la victoria por hacerlo. Ahora vivo la plenitud del Espíritu en mí y el cuerpo carnal ni se asoma, y cuando lo hace, de inmediato lo clavo en la cruz. Lo hago confesándolo en voz alta.

 

Es un acto de fe. Este es mi culto racional.

 

Pablo sigue desarrollando su pensamiento:

 

“Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.”

 

Por eso el pecado ya no tiene poder sobre mí, porque he muerto en mi cuerpo carnal. Morí para mi cuerpo viciado. Mi cuerpo era un adicto empedernidle. No tenía remedio, por eso su destino es la cruz.


Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él”

 

Esta es la mejor parte. Para poder participar de la vida de Cristo, primero debo participar de su muerte. Sin muerte no hay vida. Es la locura del evangelio.

 

Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive.
 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.”

 

En la sabiduría de Dios, manda crucificar a nuestro cuerpo, para que muera en la cruz juntamente con Cristo, y así poder vivir para Dios Padre en Cristo. Por ello ahora estoy en Cristo, viviendo para Dios y padre.

 

Recordemos que Dios quiere que la Vida de Cristo se manifieste en nosotros, para que podamos decir con propiedad: “Ya no vivo yo, sino que vive Cristo en mí”

 

Les comparto estas porciones que confirman lo compartido.


“No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.


Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.”

 

Ro.7:4-6; 18-25

“Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.


Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte.


Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.”

 

Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.


Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.


Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.


Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.


Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.

 

¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?


Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.

 

Ro.8:1-17

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.


Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.


Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.


Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.


Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.


Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.


Más vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.


Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.


Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.


Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.


Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.


Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!


El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.


Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”

 

Es por este Espíritu que vivimos la vida en Cristo, la única aceptable al Padre.

 

A clavar al hombre viejo, esto a nuestro cuerpo de pecado en la cruz. A vivir la vida gloriosa del Espíritu.     

lunes, 22 de octubre de 2012

COMO OVEJA SIN PASTOR


 COMO OVEJA SIN PASTOR

 

Por: Dr. Emmanuel García Moreno

 

“Jehová es mi pastor; nada me faltará.


En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará.


Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.”

 

Ayer fue un día precioso. Una de las iglesias a la cual asisto estaba celebrando una bendición recibida. Asisto a dos iglesias los domingos, una la pastorea Dalys de Alvares, esposa del apóstol Edwin Alvarez, a quien el Señor usa poderosamente con la exposición de su Palabra que alumbra. La otra iglesia es Casa de Pan, que pastorea María A, Valarini.

 

A través de los años, esta iglesia ha ido creciendo incesantemente y hoy es una congregación hermosa, en la cual se manifiesta la Presencia del Señor, desde tu entrada hasta tu salida. Hoy es una iglesia pujante y el antiguo local se le quedó pequeño.

 

La necesidad de mudarse era evidente. Pues bien;  ayer, fue día de inaugurar y dedicar el nuevo local. Es una hermosura de lugar. La congregación Hay Esperanza está de parabién. Le hago llegar a todos sus miembros, mis felicitaciones y oración al Señor, para que sigan creciendo en gracia delante de El, y su Presencia sea manifiesta a cada momento, de tal manera que toda persona que allí vaya diga: “Ciertamente esta es Casa de Dios y Puerta del Cielo”.

 

Hace alrededor de seis meses estoy congregándome en ese lugar y ha sido para mí una experiencia enriquecedora y maravillosa.

 

La pastora me pidió que diera testimonio de lo que ha sido para mí, estar en Hay Esperanza. Como el programa era muy nutrido, solo pude balbucear algunas palabras torpes. Pero caí en cuenta que algo extraordinario estaba haciendo el Señor conmigo todo ese tiempo.

 

Hace poco más de seis años, experimenté el inicio de la Restauración en mi vida, después de haberle dado la espalda al Señor durante 18 años. Caminé con El por 16 años y me dio a conocer cosas maravillosas en ese tiempo.

 

Hace un tiempo atrás, una hermana me aconsejó que diera mi testimonio, para ayudar a otros a no soltarse de las manos del Señor. En ese tiempo yo todavía estaba en mis caminos de muerte y no me entusiasmó para nada esa idea.

 

Mi tropiezo comenzó en el año 1988, año en que servía al Señor con entusiasmo y dedicación. Yo había decidido tener una vida rica y plena; y, en ese tiempo, lo buscaba en ayuno, escudriñamiento de su Palabra y oración de hasta 15 días, en que experimentaba su Presencia por la fe.

 

En determinado momento de esos días de búsqueda, experimenté mayor claridad en la comprensión de su Palabra y en la preparación de los mensajes, porque el Señor me había dado el privilegio de pastorear una congragación muy hermosa, muy parecida a Hay Esperanza.

 

En una ocasión, día de reunión, habiendo sido tocado por el Espíritu durante un momento de Adoración, guiados por el grupo de Alabanza de la iglesia, recibí una unción poderosísima del amor de Dios dentro de mi corazón, que me hizo correr al baño a derramar mi alma ante El.

 

Corrí al baño porque no sabía lo que me estaba pasando. Solo sabía que estaba a punto de estallar en llanto, con mi interior expandido por una angustia inexplicable. Parecía una experiencia de dar a luz cuando la mujer está encinta. Dentro de mí había un sentimiento y emoción indescriptible e indefinida. Lo que yo sentía eran las ganas de romper en llanto.

 

En efecto; rompí en llanto incontenido, sollozos que me hacían arquear mi cuerpo de la contracciones en la boca del estómago. Experimenté la liberación de un sentimiento de rechazo que me acompañó todos los días de mi existencia, aún desde el vientre de mi madre, hasta ese momento, sin yo saberlo o entenderlo.

 

Me sentí muy amado desde el primer momento de mi concepción. Entendía en esos momentos, que el Amor de mi Dios estuvo conmigo desde que era formado en el vientre de mi madre. Sentí el rechazo de mi madre; pero sobre ese rechazo, sentí el Amor profundo de mi Dios, que compensaba aquel sentimiento de abandono, soledad, desamor y no amado.

 

Viví los momentos de mi formación en el vientre de mi madre. Experimenté el salmo 139 cuando dice:

 

“Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.




 

No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra.

Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.

¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!"

 

Sentí el inmenso Amor de Dios desde el día de mi concepción. Experimenté vívidamente su Presencia y cuidado desde el primer momento de mi existencia terrenal.

 

Que yo recuerde, nunca en toda mi existencia, hasta ese momento, había yo pensado ni sentido rechazo de nadie, menos de mi madre, quien siempre me prodigó un gran y entrañable amor y a quien amé sin medida.

 

Pero ese día, fui librado de una atadura invisible que ni sabía que existía. Lloré y gemí con gran lloro y lágrimas, por espacio de media hora. Cuando salí del baño, era otro hombre.

 

Sentía una libertad gloriosa, un profundo amor por Dios, por mi madre y por todos los que me rodeaban. Perdoné a mi madre, quien para esa época era ya difunta, por ese sentimiento de rechazo que abrigué en mi corazón y le pedí perdón por haberlo guardado dentro de mí.

 

A partir de ese momento, sin buscarlo, recibí entendimiento de muchos pasajes de la Escritura que hablaban del Amor de Dios derramado en nuestros corazones y del poder del Perdón, que es liberado por ese amor y que liberta a los cautivos.

 

Inicié una serie de exposiciones de este mensaje liberador, en la congregación bajo mi responsabilidad, y empecé a ver hechos milagrosos de liberación en el amor de Dios. Había en la congregación, hermanos y hermanas, cautivos en prisiones de desamor y rechazo acumulados durante sus vidas, que fueron liberados y llevados a una libertad gloriosa.

 

Tuve una ovejita que Dios usaba grandemente para bendecirme como adorador, ya que ella ministraba en el grupo de Alabanza. Ella estaba pierniquebrada y muy herida, apenas podía avanzar en el Camino de Vida, le asaltaban frecuentemente sentimientos de soledad y rechazo.

 

Me tocó ministrarle en consejería frecuente, lo cual llevó a malos entendidos en la iglesia. Me pedían que la dejara sola, que ya había sido suficientemente atendida y que me dedicara a otras cosas más importantes.

 

En mi interior, sabía que esta ovejita todavía no podía dejarla sin atención, porque su proceso aún no había concluido. Incluso había empezado a afectarle en su ministración.

 No la abandonaría, hasta que pudiese caminar por sí misma. Me sentía como el buen pastor que cargaba sobre sus hombros a la oveja pierniquebrada.

 
Todo esto me llevó a tener problemas con mi esposa, los líderes de la iglesia y con mis autoridades congregacionales.

 

Esta situación me llevó a la decisión de tener que apartarme de mi responsabilidad como pastor por unos meses, porque la congregación se estaba afectando por mi intransigencia en rehusarme a abandonar a esta oveja, incluso me pedían que la enviara a otra iglesia, porque no era aconsejable que se quedara. Yo prefería salir yo de la iglesia y que la oveja necesitada permaneciera en su redil.

 

En ese período de lucha interior, cuestioné a Dios. Fui separado de la iglesia y se me prohibió congregarme en ella, reunirme con los hermanos en casa o llamarle. La orden fue de separación total. Había que hacer una obra de restauración total y nada debía interferir en ello. Yo estaba confundido.

 

Le inquirí del por qué había permitido que yo hubiese sido engañado como me decían los hermanos cercanos, al darme un mensaje y una ministración que yo no había pedido, pero  que me había sido dada, pero según parecía no había venido de su mano. Le pedí auxilio a mis autoridades; que me dijeran con claridad si el mensaje y ministración que había impartido en la iglesia había sido de Dios o no. Ellos guardaban silencio, solo apuntaban a los resultados: había división en la iglesia y en mi matrimonio.

 

Yo había quedado desorientado. Le decía a mi Señor: “En el tiempo en que más te busqué; más me has decepcionado” “Te pedí unción de tu Espíritu, y otra unción que no vino de ti me alcanzó” “¿Por qué me abandonaste ante este engaño y no me protegiste”?

 

Múltiples preguntas y recriminaciones como éstas, le hice a mi Señor. Finalmente le expresé mi locura mayor: “No volveré a ayunar y a orar delante de ti, porque no sé como discernir lo que es algo que viene de tu mano o no”

 

Esa insensatez fue mi última oración en un largo período de 18 años.

 

A partir de ese día en 1988, dejé de orar. Aún estaba en la iglesia como pastor. La oveja ya no estaba en la iglesia cuando me restituyeron. La congregación estaba dividida. Mi relación con mi esposa agonizaba.

 

Poco a poco me fui deslizando hacia la oscuridad. Sentía como mi vida se apagaba. Estuve en un continuo alejarme más y más de su Presencia y fui llevando mi vida y ministerio como una carga.

 

Reciclaba mensajes antiguos y los predicaba en la iglesia. Compraba libros con bosquejos de sermones y los adecuaba, para predicarlos en la congregación. Estuve así hasta caer en adulterio tres años después de aquella decisión de no orar.

 

Cuando caí en ese pecado, supe que estaba mal, pero no tenía fuerzas para volverme atrás. Había dejado las fuentes de Aguas de Vida, para ser arrastrado por las corrientes del mundo, del pecado y de la muerte.

 

Desde ese día perdí el temor a Dios. Ministraba en la iglesia, pero manteniendo una relación adúltera. Empecé a libar licor en fiestas y a fumar. Así estuve por tres años, hasta que me fue insoportable mi hipocresía y renuncié a la congregación. Todavía un resto de decencia, me hizo separarme de tan digno ministerio.

 

Qué vergüenza siento ante mi Dios y ante mis hermanos de la iglesia, a quien les fallé tan vergonzosamente. Espero en Dios que puedan perdonarme, porque perdón les pido y oro al Señor por una oportunidad de tenerles juntos y pedirles perdón por mi pecado.

 

 

Las tinieblas se apoderaron de mí y mi vida la llevé como cualquier otro insensato. Durante 18 años estuve en la oscuridad total. Me molestaba encontrarme con los hermanos, porque ellos me expresaban su amor, y me llamaban “pastor”. En ese lapso, me divorcié de mi esposa. Yo estaba en franco adulterio y andaba en las pasiones de mi cuerpo.

 

En ese tiempo me enteré que la ministración que había dado en aquel tiempo; era una ministración que había venido de la Presencia del Señor. Con los años, el mismo mensaje se estaba dando en muchas iglesias y lugares. Para mí esa noticia había llegado muy tarde. Solo la ironía de mi fracaso fue mi respuesta a esa información.

 

Aquella dimensión espiritual, aquella vida en Cristo me parecía tan lejana a mí. Yo vivía en el sequedal y en el desierto. La alegría me había abandonado y en mi interior solo había un gran vacío y una gran oscuridad.

 

Como bien me dijo mi esposa en aquella ocasión. La luz y las tinieblas no pueden convivir. O dejaba esa vida de adulterio y pasiones desenfrenadas o me divorciaba. Me decidí por el divorcio.

 

Las  expresiones de amor y respeto de los hermanos penetraban mis tinieblas y hablaban a mi corazón. En muchas ocasiones me encontré derramando abundantes lágrimas en la soledad de mi cuarto. Añoraba aquellos días del amor de Dios y de los hermanos. Miraba mi condición y me decía: “No hay esperanza para ti. Has pisoteado la sangre de Cristo”. Me hundía en la desesperanza.

 

Yo había dejado la Presencia del Señor y ahora vagaba por un gran desierto seco y árido, donde no hay aguas. Solo espinos y cardos encontré alrededor. Vivía en el mundo y en sus deleites pero sin disfrutarlos del todo. No tenía libertad para disfrutarlos.

 

Para una persona como yo, que había conocido la Vida, la Luz y el verdadero Amor de Dios; el mundo no me satisfacía. Me deleitaba por esos momentos fugaces, pero aún en medio de esos deleites, en mi interior había el testimonio de que ese no era mi lugar, que yo no pertenecía a aquello.

 

Aquel testimonio nunca me abandonó, lo cual me hacía más miserable. Estaba en el mundo, pero no podía disfrutar del mundo porque aquel testimonio me recordaba de donde había caído. No podía volver al Señor o a la iglesia porque ya no había más remisión por mis pecados. Solo me quedaba aquella horrenda expectación de juicio.

 

Pasaron los años hasta que un día, tuve necesidad de orar y pedirle una gracia al Señor. Me enteré que una hermana  muy amada, estaba enferma y podía morir.  Le dije: “Señor no sé si me escuchas o no; me atenderás o no. Sé que no soy merecedor de ser escuchado, pero me gustaría estar como antes de mi caída para poder orar por esta hermana que está muy enferma”

 

Cuando hice esa oración, empecé a llorar amargamente. Después de tantos años salió de mi boca una oración en el Espíritu. Lloré aún más. Di vueltas al vehículo y enfilé el carro a casa de la hermana.

 

Ahí recibí una poderosa unción del Espíritu que me postró en el piso y lloré abundantemente. Recibí revelación del Señor sobre la vida del Espíritu. Mi alma añoró esa vida y le pedí perdón por mi locura. Volvió el gozo del Señor a mi corazón y experimentaba su Amor y Aceptación.

 

Yo estaba feliz. Esa noche hablé con mi pareja, con la cual había iniciado vida en común. Le hablé de mi experiencia y le dije: “He vuelto al Señor”. Desempolvé mi biblia, empecé a escudriñar la Palabra y a orar nuevamente. Volví a ser feliz.

 

No pasaron ni 15 días cuando la hermana me dice: “Tú no has sido restaurado. Todavía estás en pecado. Estás en otro engaño.”. Esas palabras me tiraron al suelo y se reinició aquella lucha de hacía más de 18 años.

 

La duda volvió a asaltarme. En mi interior había un caos. Sentí que de la gloria de la Restauración y de beber de las mieles del Señor en mi nueva comunión con El; era lanzado estrepitosamente al duro suelo de la realidad.

 

Me costó mantenerme en el Camino. Pero como un perrito hambriento, no me quería apartar de la mesa de mi Señor. Le decía en mis oraciones: “Aunque no pertenezca ya a tu pueblo, comeré de las migajas que caen de la mesa de tus hijos” “No quiero más la comida de los puercos”

 

Le decía a mi Cristo: “Aunque es posible que no me oigas, porque estoy en mi pecado, que creí lo habías quitado; viviré como para ti” “oraré, pensando que me escuchas, aunque no lo hagas, porque estoy en mi pecado, pero me es mejor orar que quedarme mudo”

 

“Oraré en el Espíritu, aunque sea en vano; pero prefiero hacerlo porque me es mejor. Viviré mejor creyendo que he sido aceptado otra vez; a pesar de tu rechazo por mi pecado.”

 

Así estuve por largo tiempo.

 

Hace poco más de año y medio empecé a escribir sobre profecías y a participar con comentarios en muchos artículos de opinión. Tuve la urgencia de escribir un libro sobre el tema del Retorno de Cristo.

 

Oré intensamente al Señor. Le dije: “Esta revelación sobre la identidad del Anticristo, la Confederación de las 10 naciones que le darán su poder a la Bestia, el entendimiento sobre las señales del fin, la persecución a tu pueblo, el significado del misterio del 666, el Arrebatamiento de la iglesia y muchos temas más, que El me habías dado 25 años atrás, siento la necesidad de plasmarla en el libro. Ayúdame”

 

Mi vida de oración y de comunión con El se fue enriqueciendo poco a poco. La preparación y terminación del libro: Islam, el Azote de Dios, me ayudó a buscar su Rostro con mayor intensidad. Veía como las señales de su Venida se estaban desarrollando ante mis ojos y la urgencia de levantarme y proclamar este mensaje, era cada día más intensa.

 

Terminé el libro, lo mandé a publicar y me dio un infarto que casi me lleva  a su Presencia.

 

Experimenté como mi vida era visitada por suaves soplos de su Espíritu. Sentía como en la tierra seca y árida en que había vivido, manantiales de aguas eran abiertos en mi desierto. Poco a poco mi interior fue cambiando. El verdor de las hojas marchitas, ya se dejaban ver. 

 

Le dije: “Conduce mi vida de hoy en adelante. Sé que vienes pronto por tu pueblo y yo quiero estar ahí. Llévate toda duda de mi corazón y afirma mis pies en tu Camino”

 

Después de operado, entendí que esta segunda oportunidad era en serio. Decidí entregarme al 100% sin guardar nada para mí, dejando toda duda en cuanto a mi restauración, lejos de mí. Afirmé mi corazón para asistir a la iglesia, y empecé a congregarme, a pesar de sentir gran recelo de volver a hacerlo.

 

Han sido los 8 mese más hermosos de mi vida. Su amor y guía del Espíritu han sido constantes. He visto como llena cada día mi vida con su Presencia y me va transformando de gloria en gloria. He visto su mano poderosa sobre mí y como me ha conducido en este tiempo.

 

Así llegué a Hay Esperanza. Experimenté como me pastoreó hasta ese lugar de reposo. Mi alma necesitaba de reposo en el Señor; y así ha sido. El Señor fue sanando mis heridas, untando mi alma con su ungüento, abrazándome con su Amor, me hizo entrar en su Presencia y hacerme gustar de sus amores.

 

Poco a poco me fue fortaleciendo y multiplicando mis fuerzas como las del búfalo y haciéndome volar como las águilas. Hizo mis pies como de cierva y me hizo caminar en mis alturas.

 

Me ha hecho escuchar su Voz y me ha introducido a sus recámaras. Me levanta de madrugada para prodigarme sus amores. Me deja oir su dulce Voz diciéndome en lo profundo de mi corazón:

 

“No temas Yo mismo Soy. Nunca te dejé. Nunca te desamparé. Siempre estuve contigo, porque mío eres tú. Anduviste por el fuego, y la llama no ardió en ti. Por las aguas y no te anegaron; porque te puse Nombre. Eres mío, yo te compré. No te abandoné aunque me diste tus espaldas. Esperé por ti, por este día. Ahora me conocerás como nunca me conociste. Me revelaré a tí y conocerás que Yo Soy tu Dios que te esfuerza y te da Vida.

 

He aquí todas las cosas las he hecho nuevas para ti. Anda en pos de Mí y verás mi Gloria. Te conduciré por Camino en que no has andado, pero confía, Yo te guiaré y conduciré tus pasos. Te llevaré a lugar espacioso, donde te saciarás y te rodearé de mi Favor. Multiplicaré tu sementera y te haré rebosar. Restituiré en ti lo que se comió la oruga y el revolcón. Nunca más se dirá de ti: Desamparado de Jehová”

 

Le he dicho al Señor en esta nueva dimensión: “Dame seguridades tuyas en lo que te has de manifestar en mí. Sabes lo que pasó y no soportaría pasar por algo semejante. Sé que me derrumbaría total e irremediablemente. En esa parte soy frágil y vulnerable.

 

Cuando tenga tu confirmación de que me has hablado en algo; lo haré sin dudar y empeñaré mi vida en ello porque sé que es tu quien me lo ha dicho.”

 

Así ha sido hasta aquí. Ha confirmado amorosamente los pasos en los que me guía. Pude entender y vivir aquello de “Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.”

 

Esas sendas de Justicia son las obras en las cuales El quiere que yo ande. Los caminos del Altísimo son y serán ahora mis sendas por las cuales mi Cristo me guiará por el poder de su Espíritu. Toda buena obra en Cristo, todo lo que tenga que hacer, lo haré en el poder de su Espíritu, por el cual hago morir las obras de la carne o las obras de injusticia.

 

 

El cuerpo de pecado, el hombre viejo, con sus obras, ahora está muerto en la cruz. Experimento la potencia de su Espíritu vivificándome para andar en las obras de Espíritu, las sendas de justicia, por amor a su nombre.

 

Me va conduciendo paso a paso a la Plenitud de Vida en la que El quiere que yo viva, hasta poder gritarle al mundo “Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí”. Para que entonces su Vida se manifieste en mí cada día. Ahora esa es mi oración: “Señor, que ya no viva yo, sino tú en mí”.

 

Ahora le conozco como mi Pastor. El me pastorea y me pastoreará siempre. Le sigo por donde me haga escuchar su Voz.

 

Ciertamente me llevó junto a Aguas de Reposo. Ahí trató mis heridas y temores. Me hiso entrar en su reposo. Dejé todo afán delante de El; todo dolor y sufrimiento; toda duda y sinsabor; toda culpa y condenación, quedaron atrás. Me hizo entender que todos mis pecados El los llevó en la cruz del Calvario; que el pecado no tiene poder sobre mí. Que ahora estoy muerto al pecado porque el hombre viejo está clavado con El en su cruz.

 

Que la nueva vida que El me ha dado por el poder del Espíritu que mora en mí; he de vivirla por su Espíritu y para ello debo sumergirme en El y en su Palabra, que me vivifica cada día. Ahora solo quiero estar en su Presencia. Paso largas horas del día en comunión con El.

 

Lo que en mí fue una enfermedad para muerte; El la ha cambiado para vida. He podido pasar largas horas en su Presencia y Conocerle como nunca lo había conocido.

 

Estoy viviendo su Palabra que me dice:

 

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     

“Jehová es mi pastor; nada me faltado ni me faltará.




En lugares de delicados pastos me ha hecho descansar y aún lo hará otra vez; Junto a aguas de reposo me pastoreó y me pastoreará cuando lo necesite mi alma.


Confortó mi alma y aún lo volverá a hacer cuando no me queden fuerzas para continuar; Me guía y aun me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.


Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque El estará conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.




Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.




Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.”

 

Recuerden la Conferencia del 3 de Diciembre. Obtengan sus boletos con tiempo porque son pocos. Sólo serán 250 boletos para venta. El Señor hará maravillas ese día y ungirá con poder a los asistentes, preparándoles para los días malos que se avecinan.



Entenderemos lo de la Armadura de Dios y su verdadero propósito para ser usada en los tiempos difíciles, con la cual podremos derrotar al enemigo que nos rodeará buscando hacernos caer de nuestra confianza en el Señor.