jueves, 30 de agosto de 2012

LA TIERRA SERÁ VACIADA

Estamos viviendo tiempos de gran expectación, tiempos de cumplimiento de promesas divinas, tiempos de visitación de Dios.
 
Dios envió su Palabra para que fuese luz a los hombres. Luz para su vida personal pero también luz para las naciones.
 
El mundo está viviendo días de alborotos, amenazas de guerra, convulsiones sociales y de temor de las gentes.
 
Muchas personas creen que el mundo sigue su curso invariable de conflictos humanos que se resuelven por la buena voluntad de los hombres o por la intervención de los organismos internacionales diseñados para mantener la paz y la seguridad en el planeta.
 
Los que creemos en Dios y en su Palabra estamos atentos a lo que señalan las profecías sobre los tiempos postreros, o, tiempos del fin, porque vemos con regocijo, que las señales que nos fueron dejadas para reconocer estos tiempos, se han venido cumpliendo en los últimos 64 años, acelerándose en la última década.
 
Más de 4,000 millones de personas creemos, de una forma u otra, que el mundo se está preparando para recibir una manifestación portentosa de parte de Dios.
 
Los judíos esperan a su mesías, quien los elevará como nación a una posición de grandeza y señorío sobre el resto de las naciones. En esto coinciden con los cristianos evangélicos.
 
Los musulmanes esperan a su mesías o ungido de Alá, quien vendrá a derrotar a los enemigos del islam y al anticristo o demonio, representado en Israel y las potencias occidentales e instaurar un gobierno mundial islámico.
 
Los cristianos esperamos el Retorno de Jesucristo y la manifestación del Reino de Dios sobre la tierra.
 
Las tres confesiones religiosas enseñan que antes que esta época de oro para la humanidad se manifieste; es necesario que haya un período previo de gran sufrimiento en medio de las naciones.
 
Los musulmanes enseñan que su ungido solo aparecerá en medio del caos mundial y será el portador de una nueva era de paz, prosperidad y seguridad para los hombres.
 
Los judíos enseñan que antes de que Dios se manifieste a favor de su pueblo, descendiente de Abraham y los patriarcas Isaac y Jacob, Israel y Jerusalén serán sitiadas por naciones hostiles a los judíos, quienes buscarán su destrucción; pero, Dios aparecerá y los salvará, elevando a Jerusalén sobre todas las naciones.
 
Los cristianos evangélicos creemos que vendrán tiempos de gran tribulación sobre la tierra, que seremos arrebatados a las nubes a encontrarnos con Jesucristo antes de que El pose sus pies sobre el monte de Sion en su Retorno y aprese al Anticristo, destruya a los enemigos de Israel e instaure el Reino de Dios sobre la tierra, con Israel y Jerusalén a la cabeza de las naciones.
 
He aquí lo que señala Apocalipsis 6:
 
“Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira.
 
Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer.
 
Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y mira.
 
Y salió otro caballo, bermejo;y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada.
 
Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano.
 
Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino.
 
Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira.
Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra…
 
…Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.
 
Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar.
 
Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”
 
Entendemos por este pasaje, que el galopar de los cuatro jinetes se desatará tan pronto empiece el galopar del caballo blanco o del poder del Anticristo que ya está en operación.
 
Señalo los resultados de este galopar: surgimiento del poder islámico, eliminación de la paz en el mundo y guerras generalizadas, crisis económica, guerra mundial, hambre, pestes y violencia y terrorismo generalizado. Secuela de más de 1750 millones de muertos.
 
Este pasaje está corroborado en Isaías 24, que señala: 

“He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores. 
Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe.
 
La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra.
 
Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra.
 
Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno.
 
Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres.
 
Se perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón.
 
Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa.
 
No beberán vino con cantar; la sidra les será amarga a los que la bebieren.
 
Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie.
 
Hay clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría
de la tierra. 
La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada la puerta.
 
Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia.
 
Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el mar darán voces.
 
Glorificad por esto a Jehová en los valles; en las orillas del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel.
 
De lo postrero de la tierra oímos cánticos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi desdicha, mi desdicha, ay de mí!
 
Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con prevaricación de desleales.
 
Terror, foso y red sobre ti, oh morador de la tierra.
 
Y acontecerá que el que huyere de la voz del terror caerá en el foso; y el que saliere de en medio del foso será preso en la red; porque de lo alto se abrirán ventanas, y temblarán los cimientos de la tierra. 
Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida.
 
Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará.
 
Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra.
 
Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de muchos días.
 
La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso”
 
El pasaje de Isaías es más explícito, pero estamos convencidos que señala lo mismo que Apocalipsis. 
Menciona que la tierra será vaciada y saqueada, significando que la cantidad de los hombres disminuirá, habrá saqueos generalizados, aumento de las migraciones, las naciones poderosas caerán enfermas, los hombres serán asolados y disminuidos, la alegría se habrá desterrado del mundo, terror reinará en el corazón de los hombres, la tierra temblará fuertemente modificando la corteza terrestre, señales en los cielos, la luna y el sol.
 
Pero en medio de todo esta tragedia, habrá gente que alabe a Dios y proclame su grandeza con júbilo, dándole gloria y alabanza, porque su Salvación ha llegado.
 
Pareciera un contrasentido, que en medio de todo el sufrimiento descrito, haya personas que alaben a Dios con gozo. Esto es así, porque entienden que por fin ha llegado la hora del esperado encuentro con el Hijo de David, el Señor de Señores, Rey de Reyes, el Rey de Israel, quien viene a la tierra a reinar y a establecer su reino por toda la eternidad.
 
Al final se proclama el reinado de Jehová en el monte de Sion y en Jerusalén, después de ser castigados los que buscaron la destrucción de Jerusalén.

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