jueves, 8 de noviembre de 2012

TIEMPO DE DESPERTAR

Por: Dr. Emmanuel García Moreno


“Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.


Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.


Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; más las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.


Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.


Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!


Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.


Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.


Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.


Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.


Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!


Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.


Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.”




La Palabra de hoy es un llamado del Espíritu a estar preparados para el Regreso de nuestro Señor Jesucristo y del Arrebatamiento de la Iglesia.




Recuerdo hace 36 años cuando recién empecé en el camino de Cristo el mensaje de la Segunda Venida de Cristo y del Rapto, era el diario vivir en las iglesias. Desde los púlpitos se exhortaba a la iglesia a buscar cada día la Presencia de Dios, porque en cualquier momento aparecería el Hijo de Dios en los Cielos y levantaría a su iglesia y así estar con El por los siglos de los siglos.




Era un mensaje poderosísimo, que alegraba el alma y a la vez provocaba un intenso fervor por la Palabra y por congregarse. También nos llevaba a anunciar a otros el Retorno del Señor, alentándoles a arrepentirse y a enderezar sus caminos delante de Dios.


Ese fue el tiempo del crecimiento vertiginoso de varias de las iglesias que hoy en día son pilares de la verdad y del Evangelio en mi país Panamá.




Esta Palabra de las diez vírgenes la llevábamos grabada con el fuego del Espíritu en nuestros corazones. Buscábamos, a cualquier precio, ser considerados dignos de estar entre los contados como prudentes.




Participábamos en vigilias constantes, en retiros espirituales en cualquier oportunidad de días feriados, en ayunos o jornadas de oración a las cuales éramos convocados como iglesia o congregación.




Realmente en aquellos días, el anuncio del Retorno de Cristo y del Rapto de la Iglesia, eran doctrinas o verdades bíblicas irrefutables y vividas ardientemente en los corazones, como la Esperanza bendita en la cual participar en cualquier momento.




Vivíamos en esos años, lo que el Señor Jesús enseñó hace cientos de años. Tomamos nuestras lámparas y salimos entusiasmados a recibir al esposo.




Los pastores, predicadores, maestros de la Palabra, evangelistas y todo aquél que se paraba en un púlpito, y aún en las calles y autobuses, predicaban esta gran verdad. Los que habíamos creído en el evangelio nos preparábamos para recibirlo.




Sabíamos y entendíamos por las enseñanzas que nos impartían, que nuestras vestiduras deberían ser las vestiduras de bodas, vestiduras blancas, lavados nuestros pecados en la sangre del Cordero y de una vida consagrada al Señor, adornados con obras de Justicia.




No era extraño ver a hombres, mujeres y niños con sus biblias debajo del brazo, o leyéndola en las paradas de los buses o en las mesas de los restaurantes. Cada quien tenía su lámpara a su alcance, nutriéndose de la Palabra.




Aquí es bueno señalar que entiendo que cuando el Señor señala en esta parábola que las diez vírgenes tomaron sus lámparas y salieron a recibir al esposo, se está refiriendo a que cada creyente debe salir a recibirle, nutrido de la Palabra que nos habla acerca de su Retorno.






Dice el salmo 119: “lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.




Y Proverbio 6: “porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz,
y camino de vida las reprensiones que te instruyen”




Las enseñanzas de Jesús deben ser tomadas en cuenta y buscar entenderlas en toda su profundidad, porque El nos da Palabras de Vida Eterna.




Cuando el Señor enseñó esta parábola, se estaba refiriendo al tiempo de su regreso o al tiempo postrero. Serían días caracterizados por una serie de eventos, acontecimientos y hechos, sobre los cuales Cristo nos llamó la atención, llamándolos de señales.




Sobre todo, manifestó que en aquellos días, de su Retorno, serían días de oscuridad. Manifestó que dentro de las señales que se cumplirían antes de su Retorno, estaba el engaño religioso.




Por ello, estoy convencido que El hace referencia a tener las lámparas en nuestras manos. Si El estuviera pensando en que el día de su Retorno y encuentro con su Iglesia, sería un día de claridad espiritual. Un día en que la iglesia iba a estar encendida en la Palabra y que sería como un día resplandeciente, en el cual todos estaríamos claros y entendidos sobre su Regreso; no utilizaría esta parábola de las vírgenes con sus lámparas.




Pero sí nos llamó la atención de que en aquellos días, serían días de oscuridad doctrinal. Por ello la importancia de estar enseñados en su Palabra. Ud y yo debemos escudriñar muy bien la Palabra de Dios, nuestra lámpara, para estar claros sobre lo que nos espera y estar preparados para ese día.




Hoy en día muy poco se enseña sobre el Retorno de Cristo y del Encuentro de su Iglesia con El. Pareciera que los cuarenta años pasados, se llevaron la doctrina de su pronto Retorno y de nuestro encuentro con El en las nubes del cielo durante el Arrebatamiento.




Esta doctrina ha sido abandonada desde el púlpito. Hoy la mayoría de los creyentes no están muy claros en cuánto a esta bendita Esperanza. Incluso la doctrina del Arrebatamiento ha ido cayendo en el olvido y hasta se mira con extrañeza cuando uno predica o enseña sobre esta verdad.




Hoy en día se le enseña a los creyentes a confesar positivamente y a no hablar cosas negativas, incluyendo los días de juicio que han de venir sobre la tierra. Hoy se les enseña a los creyentes que la iglesia no verá ni aflicción ni sufrimiento, que seremos Arrebatados antes de que las tinieblas invadan la tierra.




Incluso, se ha empezado a redoblar las enseñanzas que afirman que esto del Arrebatamiento de la Iglesia, no va a ocurrir como un evento aislado del día que Cristo pose sus pies en el Monte de los Olivos. Hay hermanos en la fe, quienes se están burlando de aquellos que creemos en el Arrebatamiento de la iglesia, antes de la Gran Tribulación que se ha de desatar sobre la humanidad.




Amados hermanos y hermanas. Hace ya mucho tiempo atrás, el Espíritu del Señor, me viene inquietando sobre esta Verdad de Cristo. Los tiempos se han cumplido y la oscuridad y tinieblas se han derramado sobre el mundo. Poco a poco las sombras de la noche de los tiempos avanzan rápidamente y la iglesia está desprevenida.




Al levantar la cabeza y examinar lo que se le enseña a la Iglesia hoy día, produce dolor en mi corazón, porque percibo que hay una mezcla de enseñanzas extrañas al Evangelio de Cristo, dado una vez por medio de los apóstoles y del mismo Señor Jesús.




Por ello esta Palabra de las diez vírgenes, tiene gran significado en este tiempo.




El llamado de Cristo, es que en este tiempo, debemos apegarnos a su Palabra, su invariable Palabra que permanece en los Cielos por siempre. Su Palabra no adulterada.




Su Palabra debe ser la luz que nos ilumine en estos tiempos de confusión doctrinal. Desde los púlpitos se están enseñando doctrinas extrañas al Evangelio. Son enseñanzas muy llamativas, bellas, deslumbrantes, hermosas, son palabras altisonantes, que tienen apariencia de piedad, pero niegan su eficacia.




Cada creyente debe tener la Palabra de Dios a su alcance y escudriñar los caminos por donde lo están llevando. Sus pasos deben ser guiados por el Buen Pastor por sendas de Justicia por amor a su Nombre.




Les llamo la atención, que en esta parábola, Cristo hace mención de las lámparas de las vírgenes y también del aceite para mantenerlas encendidas.




No hay que decir mucho para establecer que el aceite es figura del Espíritu Santo.




Note que las diez vírgenes, tenían aceite en sus lámparas. Ellas encendieron sus lámparas y salieron a recibir al esposo. Todas tenían la provisión de aceite para iniciar la vigilia de la espera.




Note que hay dos salidas a recibir al esposo. En la primera, las diez salieron creyendo que ese era el tiempo de su llegada. ¿Se apresuraron estas vírgenes?




Creo que no.




Entiendo que la revelación de Dios de los tesoros de su Palabra se da poco a poco. Las diez vírgenes tenían el conocimiento del Retorno de su Amado, pero no tenían muy claro en qué momento de la noche llegaría.




Por ello, salieron entusiasmadas al inicio de la oscuridad, pensando en que esa era la hora. ¿Cuántas veces una doctrina mal comprendida no provoca apresuramientos en los creyentes y posteriormente descuidos?




En la medida en que avanzamos en los tiempos postreros, nuestro Dios irá dándonos más luz sobre los tiempos en que vivimos. Nosotros debemos estar atentos y dispuestos a ser enseñados por el Espíritu. Para ello debemos estar llenos del Espíritu desde ahora, porque será nuestro guía en los tiempos de mayor oscuridad.






Esto para mí, significa que todas las iglesias que son en Cristo en nuestros días, o sea, que tienen la doctrina de su Retorno, tienen la provisión del Espíritu para recibir a Cristo, pero en la medida en que su Retorno se demora y la oscuridad y tinieblas se hacen más densas; en algunos, el fervor en Cristo, el ardor del Espíritu, la Presencia del Espíritu se va apagando.




Quiero manifestarles, que lo que el Espíritu me indica, es que para este tiempo, en la medida en que vayamos entrando más y más en la densidad de la oscuridad, el amor de muchos se enfriará, apagando el Espíritu.




Tanto la iglesia llena del espíritu como la que tiene poca provisión del Espíritu, cabecearán por la demora y por la pesadez de la hora que vamos a vivir, la iglesia del Señor entrará en un sopor espiritual, propio de los tiempos que nos han tocado; pero llegado el momento del Arrebatamiento, cuando se proclame en las calles y en los púlpitos la sana doctrina de su Retorno y del Rapto; aquellos creyentes que supieron aprovisionarse de la llenura del Espíritu Santo en sus vidas; éstos entrarán con El a sus Aposentos, para ser guardados del día malo.




Quiero que note que las diez vírgenes escucharon el clamor, escucharon el anuncio de: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Pero solo cinco estaban preparadas.




Los creyentes llenos del Espíritu Santo y con la Palabra de Dios como guía, serán quienes alcanzarán ese momento de ser levantados para recibir al esposo.




Habrá creyentes, que teniendo la Palabra, pero no el Espíritu, quienes escucharon del Retorno y del Arrebatamiento pero no se prepararon para ese momento, porque no creyeron en su corazón y no dieron cabida a la Voz del Espíritu, que se quedarán el día del Rapto.




Estos hermanos, sin aceite en sus lámparas, sin el Espíritu en sus vidas, tendrán que enfrentar las noches más oscuras de la humanidad, pero el que persevere hasta el fin, éste será salvo.




Hoy es tiempo todavía de llenarnos del Espíritu, de escudriñar la Palabra de Dios y ser enseñados por el Espíritu, para prepararnos para los días que vendrán.




Ese será el momento del encuentro con El. Es el momento del Arrebatamiento. El viene exclusivamente por su Esposa. El no viene en este momento a guerrear ni a vencer a ningún enemigo como muchos enseñan. El viene a buscar a su Novia. Viene como ladrón en la noche a levantar a su iglesia, para que esté con El en todo lugar donde El esté y guardarla del día de prueba, oscuridad y tinieblas que vendrán sobre la tierra.






Entendiendo oscuridad, como la proliferación de la maldad en la sociedad en que vivimos, proliferación de falsas enseñanzas, aumento de mega eventos catastróficos naturales y estallidos de guerras devastadoras. Vendrán crisis económicas enormes, que harán difícil sobrellevar el día a día.




Se les dice a los creyentes: “tranquilos, cuando esto se ponga feo….si es que se pone feo…nosotros no estaremos aquí”




Estoy convencido que la iglesia del Señor, Ud y yo, pasaremos por estas vicisitudes antes de que a la medianoche se oiga el clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!




Enfatizo: la iglesia del Señor experimentará parte de la oscuridad, pero cuando la oscuridad se vaya haciendo tinieblas; entonces seremos Arrebatados en las nubes para estar con el Señor.




¡Sí!




Esta es la Palabra que el Espíritu me mueve a compartir con la iglesia hoy.




Se acercan tiempos difíciles, tiempos identificados como de tribulación.


Tiempos en que nosotros somos llamados a buscar el Rostro del Señor y estar cobijados en El, protegidos bajos sus alas, morando bajo la sombra del Omnipotente.


Tiempos en que hemos de estar sostenidos por su Palabra y por su Espíritu. Tiempos en que le conoceremos como nuestro Ayudador, nuestro Refugio, nuestra Fortaleza, nuestra Luz y Salvación, nuestro Castillo y Torre Fuerte.




Tiempos en que el Resplandor de su gloria será vista sobre nuestras vidas. Tiempos en los cuales daremos testimonio de su Gracia y Salvación en Cristo. Tiempos en que anunciaremos sin temor su Nombre, para que todos aquellos que escuchen, crean e invoquen su Nombre sean salvos.




Será el tiempo final de los gentiles antes de que El venga por su Novia. Cuando el tiempo de los gentiles se haya acabado, entonces seremos levantados en las nubes a nuestro encuentro con El.






Oro a mi Señor y Dios, que levante en este tiempo, las voces que claman: ¡Aquí viene el Esposo! Orando también para que seamos contados Ud y yo entre los bienaventurados que mantienen su lámpara encendida y suficientemente llenas del Espíritu, para que no nos falte y poder levantarnos ese día al encuentro del Señor.




En el libro de Levítico 24 se le enseña a los hijos de Israel, que deben proveer aceite suficiente para que las lámparas del Santuario estuviesen encendidas continuamente. Este mandato apuntaba hacia la necesidad de mantener la provisión de la Palabra y del Espíritu de Dios todos los días de la vida del creyente, como un requisito fundamental.




Si bien el Espíritu nos lo da Dios; nosotros somos responsables de mantenerlo encendido en nuestros corazones, no apagándolo. Manteniéndonos llenos del Espíritu en todo momento. Orando en todo momento, dando gracias a Dios en nuestros corazones, hablando entre nosotros con himnos, cantos y acciones de gracia.




Efesios 5 dice:


“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.”




También en el capítulo 4:


“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.



Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”




¿Sabe Ud?




Muy poco escucho hablar desde los pulpitos acerca de este Evangelio de la vida sujeta al Espíritu y la forma en que debemos vivir para mantenernos llenos del Espíritu de Dios.




El púlpito se ocupa hoy más para que los creyentes hagan pactos con Dios con el fin de obtener sus Promesas, está más dedicado a instruir en como hablar positivamente, declarando las promesas de Dios para obtener satisfacciones personales, está hoy muy ocupado en guiar a los creyentes a buscar y obtener las riquezas de este mundo; que en ser llenos del Espíritu de Dios y estar preparados para recibir al Señor.




Si Ud nota, el recibimiento de Cristo, el esposo, no es un acto pasivo. La iglesia debe salir a recibirle.




La Palabra es clara. Dice salieron a recibirle. Significando que las vírgenes, esto es las iglesias o los creyentes, deben salir del lugar en el cual están ubicados de costumbre, salir de su zona cómoda.




Esto para mí, tiene el significado de que hay que salir del mundo, de las cosas naturales que nos ocupan como seres humanos.




El afán del día a día; las ocupaciones diarias y naturales, las cuales nos atrapan sin cesar, pueden hacer que no tengamos la voluntad, deseo, interés o prioridad de salir al encuentro del Esposo.




Esta exhortación a salir a recibirle, riñe con lo que escucho hoy en las enseñanzas y prédicas. Pareciera que se les enseña a los creyentes a estar muy solícitos en buscar las comodidades y tesoros de este mundo; de estar ocupados y entretenidos en la búsqueda de la satisfacción plena de sus necesidades y más allá de sus necesidades, hasta entrar en la opulencia del mundo, haciendo que la mirada de la iglesia se dirija hacia los bienes de este mundo que hay que obtener en el ejercicio de la fe.




Me preocupa sobremanera que los creyentes estén siendo guiados a entrar más en el mundo y olvidarse de que no somos del mundo, porque el mundo pasa y sus deseos, pero los que hacemos la voluntad de Dios permanecemos para siempre.




En la primera carta del apóstol Juan leo:


Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.



En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.



Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.



Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.”



Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.”




Amados hermanos y hermanas. Nosotros no somos del mundo. No permitamos que las cosas bellas, hermosas, deseables del mundo nos seduzcan a tal punto que seamos movidos de nuestra fe en Cristo. Mantengamos nuestros ojos puestos en el Autor y consumador de la fe, manteniendo nuestra esperanza sin fluctuaciones y sin sombra de variación.




Quiero tomar un espacio para hacerle llegar a mis hermanos que viven en USA y en Guatemala, mi solidaridad y oración al Señor para que los sostenga en esta hora de prueba que les ha tocado vivir. Seguro de que Dios no será escaso en Ayudarles y proveer para todas sus necesidades. Oro al Señor que vuestra fe no falte, por lo contrario, sean robustecidos en ella y experimenten la Fuerza del Señor. Que El levante sus cabezas y sea su gloria en este tiempo. Que el testimonio de vuestra fe sea conocido por muchos alrededor. Que se vean los milagros de Dios a favor vuestro.




Si Ud. vive en Panamá le invito a participar de la Conferencia sobre LA PROVISIÓN DE DIOS EN TIEMPOS DE CRISIS. Día 3 /12/12 de 6:00 a 9:30 pm. Hotel Panamá.


Será una oportunidad para conocernos y crecer en la gracia de nuestro Señor Jesucristo. Estaremos compartiendo algunas verdades que el Señor nos ha dado para que seamos fortalecidos en la fe y estemos preparados para las cosas que vendrán sobre el mundo.


Será un tiempo de Visitación y de Unción en el Espíritu, para estar plenamente preparados para las obras a que hemos sido llamados a cumplir en este tiempo.




Bendiciones

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