viernes, 20 de julio de 2012

DESCUBRIENDO LA BIBLIA


En los últimos 2 días he leído 2 noticias referentes a la Palabra de Dios que me inspiran a escribir estas notas.

En los tiempos del rey Josías, rey de Israel, el sumo sacerdote Hilcías encontró los rollos de la Torá que habían estado perdido perdidos por muchos años,  por lo cual el pueblo desconocía la Palabra del Altísimo y se había apartado del buen camino. Josías al escuchar las palabras del Libro rasgó sus vestiduras, lloró ante la presencia de Dios en clamor y convocó a los líderes religiosos para que consultaran al Señor.

2 Reyes 22:

“A los dieciocho años del rey Josías, envió el rey a Safán hijo de Azalía, hijo de Mesulam, escriba, a la casa de Jehová, diciendo:

Ve al sumo sacerdote Hilcías, y dile que recoja el dinero que han traído a la casa de Jehová, que han recogido del pueblo los guardianes de la puerta,

y que lo pongan en manos de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová, y que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de Jehová, para reparar las grietas de la casa; a los carpinteros, maestros y albañiles, para comprar madera y piedra de cantería para reparar la casa; y que no se les tome cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare, porque ellos proceden con honradez.”

<Notemos que el rey, tenía interés en lo que se estaba realizando en el Templo: reparaciones. Nunca pensó que su vida sería transformada como sucedió, pero el relato sí nos da luces de que este joven rey, en verdad un adolescente, tenía su corazón puesto en las cosas de Dios, a pesar de que la Casa del Señor estaba llena de abominaciones y basura, como imágenes de falsos dioses. El culto al Altísimo estaba contaminado con otras prácticas de idolatría, pero aun así este joven tenía el corazón inclinado hacia Elohim.

Este rey Josías de 18 años, es un modelo para la juventud de hoy, quien tiene su corazón en asuntos que no aprovechan en verdad. Para la mayoría de los jóvenes de hoy, las cosas de Dios son sin sentido y asunto de viejos; no así para Josías, quien con la investidura y riqueza que poseía, podía darse todos los placeres de la vida; pero su corazón estaba en la Casa de su Dios, un Dios que apenas conocía porque no había escuchado de su Palabra, solo de la tradición.>  

“Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó.

Viniendo luego el escriba Safán al rey, dio cuenta al rey y dijo: Tus siervos han recogido el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en poder de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová.

Asimismo el escriba Safán declaró al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me ha dado un libro. Y lo leyó Safán delante del rey.”

<Interesantísimo señalar aquí la actitud del sumo sacerdote Hilcías: él había encontrado el Libro, lo leyó, supo que era el libro de la Ley o Torá,  pero lo había vuelto a guardar. El no acudió corriendo ante el rey para darle la buena noticia, tampoco convocó a los sacerdotes, escribas y levitas para darles la noticia, tampoco pareciera que lo entendió porque no mostró ninguna señal de arrepentimiento.

El Sumo sacerdote dice “he hallado el libro de la Ley”, lo cual me hace entender que lo había leído y no hizo nada al respecto. Pareciera que la contaminación en la casa de Dios era tan grande, que entre tantas estatuas e imágenes de dioses extraños y las libaciones que tenían que ofrecérseles, el sumo sacerdote había perdido el rumbo y con su corazón dividido entre tantos dioses, el espacio para el Dios de Israel se había vuelto muy pequeño.

Esta situación del Sumo Sacerdote debe enseñarnos que no es el cargo ni la investidura lo que hacen al hombre de Dios; es su corazón. Él estaba ocupado en otros asuntos de menor importancia y no en lo que debía estar: en guiar al pueblo en el conocimiento de su Dios.

Si al rey no se le hubiese ocurrido enviar al escriba a la Casa del Señor con otro encargo, lo más seguro es que el Libro hubiera ido a parar al baúl de las cosas muy sagradas y hubiese recibido trato de reliquia y solo pudieran verlo de lejos algunos privilegiados.>



Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos.

Luego el rey dio orden al sacerdote Hilcías, a Ahicam hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías siervo del rey, diciendo:

Id y preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo, y por todo Judá, acerca de las palabras de este libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro, para hacer conforme a todo lo que nos fue escrito.”

<Contrasta la actitud del rey con la de Hilcías el Sumo Sacerdote. Josías escuchó la Palabra de Dios y su corazón se conmovió y se humilló ante el Dios de Israel. Cuando una persona que busca honrar a Dios, aún sin conocerlo, y es expuesto a la Palabra del Altísimo, ocurre algo maravilloso. Esa persona no volverá a ser la misma de antes. Su corazón será elevado a las alturas, para concebir grandes cosas que glorifiquen al Altísimo.

Hasta ese momento, Josías estaba ocupado en cosas rutinarias: de clavos, piedras, madera, argamasa y cosas como éstas. El participaba en la reparación de la Casa de JHVH, que si bien tenía importancia; había algo más importante aún: la Presencia del señor en los asuntos de la nación.

No es del interés de este artículo, entrar en la condición espiritual en la que se encontraba el Templo, en el cual pareciera que no estaba el contentamiento del Dios Eterno, a pesar de que se ofrecían los sacrificios en su Honor. Los sacerdotes ofrecían los sacrificios y cumplían con los rituales establecidos, aprendidos de generación en generación; pero éstos no agradaban al Señor. No entendían que el Señor se complace más en que le obedezcan a que se le ofrezcan sacrificios con un corazón lejos de El.

Josías sí entendió que la ira justa del Señor reposaba sobre la nación. Israel había sido llamado a ser el depositario de la Gloria del Eterno, siempre y cuando se apegaran a Su Palabra, de lo contrario acarreaban sobre sus cabezas la ira del Señor.



Entonces fueron el sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor, Safán y Asaías, a la profetisa Hulda, mujer de Salum hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en la segunda parte de la ciudad, y hablaron con ella.

Y ella les dijo: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Decid al varón que os envió a mí:

Así dijo Jehová: He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en él moran, todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de Judá; por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con toda la obra de sus manos; mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará.

Mas al rey de Judá que os ha enviado para que preguntaseis a Jehová, diréis así: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Por cuanto oíste las palabras del libro, y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová.

Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Y ellos dieron al rey la respuesta”

 <Josías recibió respuesta de Dios a su clamor: se le reveló, por medio de la profetisa, los planes del Señor para con él y con la nación. A un corazón humillado ante la Presencia del Altísimo después de haber escuchado Su Palabra; el Señor le escucha, le da respuesta y lo capacita para emprender grandes cambios en su área de responsabilidad.

En aquellos tiempos era usual que vivieran profetas en Israel. Hasta había escuelas de profetas. Siempre había provisión de Dios para su pueblo de una palabra de guía y dirección. Infelizmente en los tiempos modernos, no hay profetas en Israel ni lo hubo entre el pueblo por casi 2000 años. ¿Por qué este silencio del Altísimo?>

En el cap.23:

Entonces el rey mandó reunir con él a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.

Y subió el rey a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová.

Y poniéndose el rey en pie junto a la columna, hizo pacto delante de Jehová, de que irían en pos de Jehová, y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto.”

<El joven rey de Israel toma la feliz iniciativa, porque en ninguna parte del mensaje que le trajo la profetisa se encuentra orientación por parte de JHVH, para hacer lo que hizo, hace una gran convocación y hace leer la Torá completa delante del pueblo, desde el más pequeño hasta el más grande.

Sin la tecnología moderna, ¿Cómo hizo para que todos escucharan? No lo sé, pero sí se preocupó de que todos escucharan la lectura del Libro. ¿Poe qué hoy en día no se lee completa la Torá delante del pueblo? Josías los obligó a escuchar la Palabra de Dios de la cual se habían apartado. El quería que todos entendieran que las desgracias que vendrían sobre el pueblo eran responsabilidad del mismo pueblo porque hicieron pacto con Dios y se habían olvidado de él. Y esto tendría consecuencias.

Josías había entendido a plenitud lo que encerraba el mensaje del Libro y estaba convencido de que el resto del pueblo también entendería. El quiso compartir su hallazgo, seguro de que también llegaría al corazón del pueblo. Josías podría haber pensado de que de la misma forma como Dios lo habías escuchado a él y prometido paz y seguridad en todos los días de su vida; de igual forma si el pueblo escuchaba la Palabra del Dios Altísimo y se humillare como lo había hecho él, el Señor apartaría de la nación los juicios que había proferido.

El resto del pasaje no registra que el pueblo, después de haber escuchado la Palabra de la Ley, se hubiese arrepentido y humillado delante de su Dios y 50 años aproximadamente después, Judá es invadida, Jerusalén destruida y el Templo saqueado y destruido.

Josías hace pacto con JHVH y el pueblo también. Un pacto de obediencia después de haber escuchado la Torá completa. Hago énfasis en la Torá completa, porque no entiendo el por qué se les da solo cortísimos extractos de la Ley al pueblo. Desconozco las restricciones de los líderes religiosos judíos, que han determinado que los sábados solo se lean brevísimos trozos de la Torá.

¿Bajo qué fundamentos se mantiene al pueblo judío en un ayuno tan prolongado del pan celestial? ¿Por qué poner en contacto al pueblo judío con fragmentos de la Palabra de su Dios solo los sábados? ¿Cómo esperan que el pueblo judío se acerque más a su Dios si no le exponen la plenitud de la Palabra de Dios? ¿Consideran tan sagrada la Torá que la mantienen alejada y oculta a los oídos y ojos del común de los del pueblo? ¿Es la Torá para ser mantenida lejos del alcance del pueblo judío?>

“Entonces mandó el rey al sumo sacerdote Hilcías, a los sacerdotes de segundo orden, y a los guardianes de la puerta, que sacasen del templo de Jehová todos los utensilios que habían sido hechos para Baal, para Asera y para todo el ejército de los cielos; y los quemó fuera de Jerusalén en el campo del Cedrón, e hizo llevar las cenizas de ellos a Bet-el.

Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos.

Hizo también sacar la imagen de Asera fuera de la casa de Jehová, fuera de Jerusalén, al valle del Cedrón, y la quemó en el valle del Cedrón, y la convirtió en polvo, y echó el polvo sobre los sepulcros de los hijos del pueblo.

Además derribó los lugares de prostitución idolátrica que estaban en la casa de Jehová, en los cuales tejían las mujeres tiendas para Asera

Entonces mandó el rey a todo el pueblo, diciendo: Haced la pascua a Jehová vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en el libro de este pacto.

No había sido hecha tal pascua desde los tiempos en que los jueces gobernaban a Israel, ni en todos los tiempos de los reyes de Israel y de los reyes de Judá.

A los dieciocho años del rey Josías fue hecha aquella pascua a Jehová en Jerusalén.

Asimismo barrió Josías a los encantadores, adivinos y terafines, y todas las abominaciones que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, para cumplir las palabras de la ley que estaban escritas en el libro que el sacerdote Hilcías había hallado en la casa de Jehová.

No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual.”

<Josías emprendió una gran reforma religiosa en Israel, que se inició con la exposición de la Palabra de Dios, primero ante él, después ante todo el pueblo. Esta reforma produjo paz y seguridad a la nación, por lo menos por 50 años, lo cual debe llamar a la reflexión: la búsqueda de paz y seguridad hoy, por parte de Israel, en tratados internacionales; ¿es mejor que buscar la paz y seguridad que les puede ofrecer el Dios de Israel, si lo buscaren de todo corazón?

¿El Dios de Israel le responderá hoy a su pueblo si éste se humillare y lo buscare de todo su corazón?

 La primera noticia que leí fue la acción del diputado de Knesset, que rompió un ejemplar del Evangelio, llamándolo Abominación y digno de la basura de la Historia. La segunda lectura fue el artículo “la Lectura semanal de la Biblia”, sin autor registrado que salió hoy en el segmento Mundo Judío.

Ambas lecturas me llevan a meditar sobre lo que consideramos muy sagrado.

Para los judíos modernos la Torá es tan sagrada que debe ser manipulada con cuidado y con todo un ceremonial. Solo porciones pequeñas de su contenido deben ser leídas en las sinagogas y solo en las sinagogas.

Para los cristianos, la Biblia es sagrada pero está al alcance de cualquier persona y puede leerla en cualquier lugar.

Jamás profanaría la Torá porque la considero la Palabra de Dios; así como tampoco profanaría un ejemplar del Evangelio por la misma razón.

Pero no deben ser consideradas tan sagradas que se mantengan lejos de la lectura y comprensión de aquellos para la cual fue enviada; de lo contrario la gente le dará la espalda al Dios Altísimo y se apartará de El, trayendo serias consecuencias sobre sus vidas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario